Bonos para todos

Me llamó la atención, la nota satírica de Paulovich el día de hoy:

Bonos para todos.
Este asunto de repartir el dinero que percibe el Estado por la venta de nuestros hidrocarburos a todos los ciudadanos me parece una medida algo elemental, pero cojonuda, con perdón de la palabra. Quise explicársela a una de mis tías que vive en España y no logré convencerla, porque su país y muchos otros tienen otras ideas acerca de la Economía Política. -Hola, sobrino, hablas con tu tía Quiteria, la única que se opuso a que mi sobrina se casara con alguien que había nacido en las Indias. -Cómo estás, tía Quiteria. Aquí me tienes en medio de un zafarrancho que se ha armado a raíz del bono Dignidad que ha dispuesto el Gobierno para todas las personas mayores de 60 años. -¿O sea que a partir de los 60 años todos los bolivianos recibiréis una renta del Estado, que os pagará mensualmente y durará hasta la muerte? -Eso mismo, tía Quiteria. Hasta el momento recibía yo otro bono que se llamaba Bono Solidaridad o Bonosol. -¡Qué suerte tenéis, chico, ¿y de dónde saca el dinero el Estado para favorecer a todos los hombres maduros del país que cumplieron 60 años, que están casi en la tercera juventud...? -Muy sencillo, tía Quiteria, pues la plata procede de la venta de los hidrocarburos que produce el país y los exporta. -Pero, ¿acaso no tiene vuestro Gobierno la obligación de construir caminos, líneas férreas, hospitales, escuelas, aeropuertos y nuevas ciudades, en vez de regalar ese dinero a los hombres y mujeres mayores? -Es que eso es muy difícil de hacer, tía Quiteria, y requiere de planes, ingenieros, economistas, políticos, economistas y educadores, que no tenemos muchos en el país; y lo más fácil, rápido y justiciero es que a cada persona que llega a la tercera juventud le entreguen un bono mensual y que haga con esa plata lo que le dé la gana. -La medida me parece un poco tribal y la veo con colores africanos. -No, tía Quiteria, no debe ser así como dices, porque también el Estado nos entrega otro bono que se llama Juancito Pinto, y que está destinado a los niños en edad escolar, aunque escuché decir que muy pronto también se les entregará a los jóvenes que estudian el bachillerato. -¡Qué maravilla de país! Iba a proponerte que te vengas a España, pero aquí nadie regala nada. -Es que como Bolivia, no hay. Le he dicho a un diputado oficialista que proponga una ley para que el Estado establezca un bono matrimonial para que nuestros jóvenes puedan casarse y ofrecer una fiesta con champán y torta, y un plato frío para los invitados. -¡Crees que se aprobaría? -Tendría que ser antes de unas elecciones. Y también podríamos tener los bolivianos un bono cholar, o sea un buen dinerillo para que todos los bolivianos mayores de 30 años puedan mantener con dignidad a una chola extramatrimonial o a un cholo, si se trata de las mujeres. -Como Bolivia no hay, sobrino.

A pesar del humor característico de las notas de este escritor, me hace pensar sobre las básicas y verdaderas obligaciones del estado.

De la actual y vigente aun Constitución Política del Estado extraigo lo siguiente:

ARTICULO 7.- Toda persona tiene los siguientes derechos fundamentales, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio:

a) A la vida, la salud y la seguridad;

ARTICULO 158.- I. El Estado tiene la obligación de defender el capital humano protegiendo la salud de la población...

ARTICULO 177.- I. La educación es la más alta función del Estado, y, en ejercicio de esta función, deberá fomentar la cultura del pueblo.

Los bonos que da el gobierno, en vez de ser gastados (es mejor darlos que robarlos como se hacía antes), deberían ser invertidos, mas y mejores hospitales, mejores universidades, mas institutos de formación técnica profesional y sobre todo mejores normales para formar mejores maestros que formen una mejor sociedad.